domingo, 7 de febrero de 2010

Quiero empezar hablando claro:
esto no es un poema, no es nada
más que yo caminando a tu ventana
para abrirla, abrirla y que entre luz.

Yo sólo puedo darte un paseo
por los restos del naufragio,
juguetes rotos, disfraces ajados
que arrastran las olas por la arena.
Nada más puedo yo regalarte:
esta playa turbia, este cielo gris,
esta tierra de cal blanca y el viento.

Nada más.

No sé por qué te empeñas en hablarme
de lo bien que te describo en mis poemas.
No los escribí pensando en ti.