martes, 11 de octubre de 2011

SOY UN POETA FALSO

"No, no, a ver, una cosa es el verso libre y otra el verso falso. Nosotros lo que hacemos son versos falsos".
- Mercé Falcó

"¡Claro que Corredor Mateos cuenta! Todos cuentan, aunque parezca que no"
- Nati Comas

Detesto ser poeta.
Agarrar al poema de la cola
y asirlo en una cárcel de papel
ya es bastante difícil.
Viene sin avisar, mientras cocino,
o doblo mis camisas recién limpias,
o tiemblo en la entrevista de trabajo.
Gravita sobre mí, poco le importan
mis ganas de escribir, él se aproxima
con ademán de amante impertinente
a exigirme que todo se detenga,
que me invada la noche
que prenda un cigarrillo,
que le esculpa su cuerpo en tinta.
No me atrevo a negarme;
si no le doy metáforas perfectas
y deshago mi carne en cada verso
dice que buscará a otro poeta
más clásico que yo,
uno que rime más, y que comprenda
la altura de su oficio.

Y luego encima, llegan ellos,
los que no se contentan con la sangre
y me exigen un frasco inmaculado
donde el poema brille
en su perfecta forma,
siempre a la altura de sus leyes.
Un lugar donde puedan torturarlo
disecar cada sílaba y hacer
un monumento al orden.

Señores, no seré vuestro mendigo,
ni un siervo con cobrata
obligado a tomar clases de apnea.
Me vengaré de Mozart y su réquiem,
me olvidaré de Strauss.
Bastante cuesta ya
atender al latido misterioso
que separa mi vida de la muerte,
que me urge a deshacer palabras
y abandonar mi sombra en cada verbo.

Cuando al fin el infierno me reclame
por ser un mal poeta,
y me flagele con mis malos versos,
correré por las calles del averno,
ensartaré a Virgilio con un ripio,
para huir al amparo de la lluvia
a tomarme un café con Nicanor.