viernes, 12 de abril de 2013


NO SOY HAMLET

TO BE OR NOT TO BE, THAT IS THE QUESTION

No sé si por sufrir será más  noble el arte,
no sé de qué me sirve tanto abismo,
abrir los brazos frente al precipicio,
por mucho que me joda, ya lo sé,
no soy Hamlet.

Por ti puedo arrastrarme por el suelo,
si quieres clavaré cuchillos, dagas
que rajen las cortinas del palacio,
para eso estoy aquí, y arrastro sombras,
y llenaré de sangre el escenario.
¿Y qué más puedo dar sino unas líneas
y después apagarme para siempre?
 “Lo demás es silencio”, dice él,
y no soy yo,
en los brazos de Horacio no me muero.

No soy Hamlet.
mi sufrimiento aporta poco o nada,
ni una esquirla de luz en el camino
al profético país desconocido
del que ningún viajero vuelve.
A mis pasos no se alzan las tormentas,
no me regala el cielo nube alguna,
por más que yo me arrastre; nada importa,
el mismo sol de siempre brillará
siempre sobre las mismas piedras, siempre
ignorante de todo soliloquio.
Y yo qué puedo hacer sino admitir
que no soy Hamlet,
que no puedo encontrar esas palabras
que formen por completo tu silueta
y logren resistir al sin sentido
de este pálido sol que nunca cesa
de alumbrar el vacío de la carne.

What a piece of work is a man, how noble in reason, how
infinite in faculties, in form and moving how express and
admirable, in action how like an angel, in apprehension how like
a god! the beauty of the world, the paragon of animals—and yet,
to me, what is this quintessence of dust?

No soy Hamlet.
quintescenia del polvo, no soy nadie,
sólo un esclavo más,
miserable mendigo del amor,
Latido tras latido me revelo
desnudo y animal, tan triste como fiero.

No puedo darte más que estas palabras,
que he teñido de sangre para ti,
forjadas con la plata del lamento
de un tipo cualquiera
que sube al autobús, que ve caer la lluvia,
y fuma demasiado,
en pie al final de los inviernos.